Una vez mas el camino de Santiago,
Han sido cuatro dias, desde Tuy a Santiago de Compostela, parte del camino portugués.
Esta vez no empecé solo, Lou me acompañaba, bueno, mas bien, nos acompañabamos el uno al otro. Largos silencios caminaron junto a nuestros pasos, pasos sobre todo por carretera y asfalto, una pena. Me hubiese gustado pisar mas tierra de la que hubo, mis rodillas me lo dijeron, sobre todo al tercer día de caminar.
Los paisajes, como siempre, hermosos, llenos de colinas, arboles y prados. Vimos el mar al segundo dia, demasiado alejado, pero lo vimos.
Cada paso por el camino se disfruta, se siente, se padece, se goza y se vuelve a padecer, pero merece la pena. Como hormiguitas, avanzar unos metros, con nuestros pequeños pasitos, se convierten en poco tiempo en grandes distancias. Fuimos deprisa, eso es cierto, treinta kilometros al dia es un buen promedio, estabamos frescos. Al tercer dia bajamos el ritmo, las rodillas y el empeine nos alertaban del necesario cambio de ritmo.
Peregrinos hubo pocos, aparecian casi todos en los albergues, buenos albergues, eso hay que decirlo. Algunos peregrinos eran novatos, un reflejo de mi camino anterior, con mochilas llenas de peso para tan pocos dias. Otros peregrinos eran callados, como la gallega que no supe su nombre y que en dos albergues coincidimos. Nos despedimos Lou y yo de ella en la estación de Santiago, siempre nos encontrabamos. Parecía una mujer triste, pero fue la mejor peregrina, un buen ejemplo a seguir.
Las etapas fueron buenas, todas. Nos levantabamos, desayuno en el bar y a correr, bueno, mas bien a andar. A veces era Lou, a veces era yo, pero siempre alguno de los dos decidia donde hacer una nueva paradita para descansar, reponer fuerzas, tomarnos un cafe o una buena cervecita.
Algunos descansos fueron especiales, sentados en mitad de un aislado camino de tierra, cerca de un rio, rodeados de arboledas y montes, el olor a hierba fresca y un aire suave acariciando nuestros rostros. Silenciosos o entablando una sencilla conversación. Ha sido una grata sensación comprobar que me llevo bien con mi peregrina, espero que sea asi durante mucho tiempo.
El último dia andamos poco, pero fue muy divertido. Llegamos a Santiago a la hora de comer, solucionamos nuestro camino de regreso a Madrid, nos despojamos de nuestras mochilas en consigna y Santiago de Compostela ya era nuestro. Fue una tarde llena de risas, comer y beber, sobre todo, muchos cafés. Un dia genial.
Otro camino terminado, ya estoy deseando empezar el siguiente, si es con Lou, mejor aun. Una persona estupenda con un monton de valores hermosos cuya compañia alegra mi espiritu y el camino se hace mejor.
Habrá mas caminos, no se si de Santiago, no se si el portugués, aunque de este último lo dudo bastante. Peregrino me siento, ya vinculado a Santiago, espero hacer muchos mas y seguir descubriendo amigos.